
Más tarde, comenzando la década del 30, de Alejandro Colina y de Francisco Narváez marcaron un diferencia. Colina orientó su búsqueda hacia un estilo indigenista de robusta concepción monumental, pero con escasos ingredientes de modernidad.


Por la época en que Narváez trabajaba en monumentos públicos llegó a Venezuela Ernesto Maragall, escultor catalán que, radicado en Caracas, se consagró a partir de 1938 a la docencia en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas, desde donde impulsó la formación de nuevos escultores. Maragall mismo ejecutó para la decoración arquitectónica algunas de las fuentes y figuras más notables que se realizaron en Caracas en estos primeros momentos de nuestra escultura moderna.

Las condiciones favorables que existían en el país para recibir a la inmigración europea de la postguerra se reflejó en el gran número de escultores de varias nacionalidades que, unos en calidad de docentes y otros para ejercer su oficio, se establecieron en nuestro país después de 1945. Así, el uruguayo Germán Cabrera se instala en Caracas en 1938; los italianos Jorge Gori en 1947, José Pizzo en 1950, Biagio Campanella y Aldo Macor en 1957, Domenico Casasanta en 1959; el holandés Cornelis Zitman llega a Coro en 1947; y el gaditano Manuel de la Fuente en 1958.
1 comentario:
debes centrar tu informacion solo al periodo republicano, la epoca moderna queda para otro trabajo. en cuanto a la informacion que tienen sobre este periodo, es muy pobre. 1 pto.
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